Dimas es un nombre el cual su origen se remonta muy lejos en la antigüedad, es decir no es un nombre nuevo de esos simplones ni desentonados como los hay hoy en día que se han generado en el acervo urbano con un endeble origen etimológico, origen de influencias pueriles en algunas sociedades latinoamericanas, Dimas es un nombre con historia, no, no es un Brayan ni un Maicol, ni un Christofer.
Mi buen amigo y compadre espiritual se llama Dimas como el buen ladrón, el que fue crucificado a la derecha de Jesucristo, el primer santo.
A Dimas lo recuerdo cuando yo contaba con unos 12 años de edad, los amigos adolescentes de esos días nos reuníamos primero en una de las bancas de la Plaza de Armas al frente de la fenecida Caja de Ahorros y Préstamos de Vivienda, la CAPV, donde también se congregaba otro grupo de paiteños a los que en broma llamaban los de la CONAVA (Corporación Nacional de Vagos) que era el grupo de los Morales y su presidente Cachiris.
Nos reuníamos regularmente después de la misa del domingo, Paita era un remanente de paz y tranquilidad en ese entonces, las familias se concentraban en la Plaza ya sea a departir, a tomarse fotos, a comerse una raspadilla en el kiosco de Nino, el ambiente plácido y familiar era el común denominador todos los domingos.
Llegó al grupo con su hermana Verónica, quien vivía con su tía doña Anamary Azcarate y su esposo, el querido y recordado don Antonio Álvarez Urresti, vestía camisa blanca impecable y con las mangas arremangadas, ninguno de nosotros usaba las camisas de esa manera, me llamó la atención, su timidez era evidente, pero no duró mucho, una vez en confianza se acopló a nuestro grupo de manera inmediata, desde esa oportunidad hasta la fecha nuestra amistad se consolidó para siempre.
Contaba el mismo que el primer día que llegó su tía lo mandó a la misa, y él iba impecable con su camisa blanca bien planchada, bien peinadito, su tía por parte de madre vivía en lo que fue muchos años atrás las oficinas de All American Cable y todos conocíamos como el Cable, bien se podía haber ido por el Jirón La Merced, pero no revestía ningún atractivo hacerlo por allí así que se fue por el lado de la playa, al pasar por la entrada del muelle fiscal, no aguantó la tentación de entrar y observar a los muchachos hacer sus clavados y sus piruetas en pleno verano, una y otra vez se lanzaban, pasó por entre los tubos de hierro que hacían de barandas para observar mejor por el lado de afuera la destreza de los clavadistas, hasta que una mano criminal le dio un empujón y fue a dar al mar en una nada elegante caída, a duras penas salió y subió por la escala, no le quedó más que regresar empapado a la casa de la tía que le calentó merecidamente las posaderas.
Tenía y sigue teniendo un gran carisma, sobre todo un gran sentido del humor, quien no recuerda su mancuerna con Regulo Sandoval, al igual que sus hermanos también incursionó en la pesca, recuerdo su paso por los barcos polacos y brevemente por los arrastreros cubanos que operaron en las costas peruanas en la década de los 70, posteriormente trabajó en los barcos atuneros, ese trabajo lo llevó a Costa Rica alrededor de 1978 y llegó para quedarse para siempre.
Estando en Fremantle en la costa oeste de Australia, esperando el término de los trabajos de reparación del Eastern Pacific armábamos la red de este barco, desde San Pedro California había llegado Beni Manzella quien tomó a cargo el armado del aparejo, Pepe Saravia era el contramaestre y solo estábamos unos 4 tripulantes, esperando que el barco estuviera listo para llamar al resto, Pepe estaba considerando llamar a un peruano que vivía en Panamá conocido como “la muralla”, cuando me entero, intercedo por mi compadre y le sugerí que llamara a su propio hermano que vivía en Costa Rica, solicitud a la que accedió.
Esos días mi compadre trabajaba armando trasmallos para pesca artesanal en Puntarenas, la noticia no pudo haberle caído de mejor manera, así que se acometió a resolver todos sus asuntos migratorios, el presidente de la compañía, Andy Mike se abocó a ayudarle con lo de los boletos aéreos y toda la logística para que llegara sin contratiempos, junto a Dimas viajaba un cocinero de apellido Iglesias quien residía en Panamá.
El día de su vuelo, viajaron la ruta San José, Ciudad de México, Los Ángeles, escala técnica en Fiji (Nadi), Sydney y finalmente Perth, eran los días previos a salir y casi toda la tripulación ya había dejado el hospedaje del Stella Maris y nos habíamos acomodado en el barco.
-Pepe, ¿Ya salió el Dimas?
– Yaaa! debe venir volando, debe llegar en la madrugada si no hay problema.
Esa misma noche. Pude notar el pequeño tumulto en los pasillos de la embarcación, los nuevos miembros habían llegado, Pepe saludó a Iglesias y a su hermano, yo a mi compadre, conversamos brevemente sobre su itinerario y si todo le había ido bien.
– ¿Cómo hiciste? ¿Todo salió bien? Pregunté.
-Sí, sí, Andy Mike me ayudó, con lo de los boletos, dinero, estadía en México para lograr la visa australiana y después todo salió bien, ¡el vuelo fue bacán!
– ¿En qué aerolínea viajaste?
– ¡En Quantas, muy lindo, muy elegante todo, imagínate que hasta me dieron una carta para escoger mi comida!
– ¿En serio? Ve este Catacaos viajando en Quantas ja, ja, ja y me reí.
-Siii!, responde mi amigo, el cocinero estaba embobado, creo que nunca había viajado y además es medio cue cue! Suelta la risa y observa a su alrededor cuidando de que Iglesias no lo escuche, de hecho, cuando aterrizamos en Sydney, se voltea hacia mí y me dice:
– ¡Dimas, no lo puedo creer! Esto es como un sueño hecho realidad, sonreí, pero no le di mucha pelota.
Nunca me ha preocupado las tendencias o inclinaciones de otra persona, ni antes ni después, solo trato de plasmar el estado de ánimo en ese momento.
¡Cuando me trajeron la cena todo muy elegante, nos sirvieron vino, je, je, je! Y sigue contando el compadre, toallitas calientes, observa nuevamente e imita los movimientos de Iglesias.
– El carraco este se frotaba la toallita como si fuera una diva, y se limpiaba el cutis, yo como ni sabía miré al de al lado e hice lo que hacía el del asiento contiguo, me limpie las manos y el rostro, el menú era un jugoso filete miñón y puré de papas con salsa, ensalada, me esmeré en manipular los cubiertos con propiedad, erguido, o sea bien pitifó, de vez en cuando recobraba la postura, en la esquina de la bandeja una bella y tersa orquídea desplegaba toda su belleza, ¿Será dulce o salada?, me intrigaba el sabor que tendría.
– Terminé la cena sin prisa alguna y la flor solitaria en la esquina de la bandeja se mostraba en todo su esplendor, la verdad es que no sabía qué hacer con la flor de mierda, miré a ambos lados y que no estuviera cerca ningún asistente de vuelo, los pasajeros de al lado conversaban, la levanté sigilosamente, me la llevé a la boca de forma apresurada y me la comí de un solo bocado, volví a mirar a ambos lados y todo parecía normal, levanté la copa, y sorbí algo de vino, que raro estos australianos. ¡La verdad que ni me gustó!
¡Y con su sonrisa sarcástica agregó, felizmente nadie me vio!
P.D.
Dimas Saravia Azcarate nació geográficamente en el hospital de Belén en Castilla, pero fue inscrito como todos sus hermanos en la Villa Heroica, al igual que la abuela pues era allí donde conoció al abuelo Emeterio, su abuela trabajó en la casona de los Cabredo que también fueron parientes del abuelo y su padre también fue de Catacaos, Dimas llegó muy pequeño a Paita, si recuerda el ferrocarril imagínense, después regresó a Catacaos donde hizo la primaria y regresó al puerto cuando tenía ya como unos 12 años en 1968.
Actualmente, radica en Costa Rica donde labora como operador independiente de tours. Tratursa
Bonus track: