Artículo escrito en diciembre del año 2021
Los más prolíficos (no necesariamente los más acertados) analistas, tanto los que están a la vera del Rímac como en las orillas del Piura, los más exacerbados periodistas y ácidos tuiteros no han podido acertar en sus vaticinios. Ni los Rodrichs, ni las Leivas, ni los autoexiliados como Ortiz, ni el lumpen vestido de aristocracia como Meier Miró Quesada, o el fallido de los Mariátegui al lado de la Osterling, a pesar de su vomitiva narrativa y de su enfoque sesgado, ni los partidos proponentes de este desaguisado han podido acertar, ni siquiera llegar a la fase de aprobar la moción de vacancia. Y entonces, ante el fracaso estrepitoso y humillante, se acuerpan, se congregan, toman un respiro y se enrumban a preparar una nueva oleada, una nueva carga. No van a descansar, porque su objetivo siempre lo hemos dicho desde un inicio: decapitar al mandatario de turno. Es y será su “leitmotiv”, es su pacto con el demonio de la conspiración y el complot. Ahí verán a los leviatanes como Merino, Vitocho, Salinas, Chirinos, Montoya, etc., alimentando el fuego de sus propios infiernos, buscando a quién arrastrar a su lago de azufre, el lago ardiente y pestilente de la conspiración.
Y aun con falsas declaraciones que son más que conocidas y trilladas, como las de la heredera de Alberto Fujimori, quien este mismo año manifestó:
“Fuerza Popular y yo, como candidata presidencial, NO vamos a apoyar ninguna iniciativa que busque algún tipo de censura o vacancia del presidente. Hago un llamado a todos los candidatos presidenciales para que actuemos con seriedad y mucha responsabilidad.”
Keiko Fujimori
Falso de los falsos es este tipo de declaración al ser una de las impulsoras de este intento burdo y vergonzoso de vacar al mandatario. Y no digo Pedro Castillo, porque la figura del presidente no debería ser motivo de distingo; ya pasó con PPK y seguirá sucediendo con quien no sea de su agrado. En sus declaraciones no hay ni seriedad ni responsabilidad; su nombre es Keiko y se apellida Complot. Y podríamos sumar algunos más, autodenominados líderes que aún no pueden esclarecer en sus limitaciones y miserias la razón, la esencia y el espíritu de la democracia, de esa simple pero a veces ininteligible palabra para ellos. El afán es, a todas luces, hacerse del poder; no les importa quién llegue. Los autodenominados patriotas y salvadores de la democracia quieren desacralizarla, pisotearla en aras de hacerse únicamente del poder.
Nuestros politiquillos de a sol siguen alucinándose en sus sueños de opio, practicando el “autobombo” con el inmenso anhelo de hacerse conocidos a marchas forzadas. Sin embargo, hay otros que solo les basta y son felices con ser conocidos en los límites del árido y ventoso Paita.
¿Se les podría pedir una reflexión? No lo creo; como repito, sus limitaciones y miserias no cubren su presupuesto analítico y sería una pérdida de tiempo.
Nuestros demonios pueblerinos están condenados a ser espectadores y no actores de cualquier cambio en aras de sacar nuestra provincia adelante. Ni izquierdas ni derechas, mientras sigan aferradas a sus cuotas de poder. Y lamentablemente, si este poder no se usa para servir, entonces de nada vale, de nada sirve tan vano esfuerzo.
¡Diablitos paiteños, no se les escucha!
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