Pesca en el Paraíso
“..uno nunca debería regresar”
“William Faulkner”
El aire de la mañana era frío y chubascos se agruparon en el horizonte cuando salí de la timonera hacia el puente, hacía demasiado frío para la comodidad y me lloviznaban en la cara, pero una silueta familiar en la pantalla del radar había despertado viejos pensamientos y ahora quería ver si la imagen de la memoria coincidía con la realidad.
Luego, entre las nubes, surgieron las líneas claras de un cono cubierto de árboles, que se elevó de manera inconfundible directamente desde el mar, y sin pensarlo arrojé el grito del viejo pescador de tiburones a los dientes del viento.
“Silhouette dehors..!”

El Índico
Después de un año pescando en aguas internacionales del Océano Indico, alrededor de las Seychelles, lo hacíamos en un triángulo formado desde Mombassa al este, en la amplitud del Canal de Mozambique, costa este de África , el norte de Madagascar y el propio borde de las aguas jurisdiccionales de Seychelles, nuestro barco se había registrado y navegaba bajo la bandera de Mauricio, en un intento nada sutil de congraciarse con las autoridades de pesquería de la isla quienes nunca picaron el anzuelo y siempre nos negaron el permiso para faenar en aguas jurisdiccionales, Heinz la empresa era en parte propietaria del barco y los Seychelenses no querían nada con los gringos. Punto.
En uno de nuestros últimos viajes sufrimos una baja que siempre nos debe recordar a quienes se mantienen en la pesca que es uno de los oficios más peligrosos, bien decía el estudioso Michael K. Orbach: “Almost everything about tuna fishing is dangerous.” (“Casi todo sobre la pesca del atún es peligroso”).
120 millas noreste de Mayotte, 5.30 de la tarde, la tarde sin novedad, casi podíamos vaticinar una noche tranquila, pero el aviso del mirador sobre la repentina aparición de una brisa hizo que el capitán subiera a la cofa, antes de hacerlo nos indicó ponernos en modo Stand By, es decir, listos para largar, algunos de los tripulantes conversábamos en la cubierta esperando la orden de cerrar binoculares para irnos a duchar, los cambios de planes tomaron a todos por sorpresa, entre ellos a Camilo el ayudante de panga filipino, el chimbotano “Chino Borracho” ya se había marchado, Milan le puso mucha presión y se aburrió, el que tomó su puesto fue su anterior ayudante, Marion también filipino.
Ambos corren y trepan por la red, Camilo ayuda a levantar la orza y asegurarla en la proa, Marion hace el nudo falso, Milan pregunta: ¿Todo listo? El panguero hace el signo de OK, Camilo salta al interior, pero va en sandalias, grave error.
Ya en la cofa, Rudy bajó por la jarcia, quedando solo en la caseta Milan que apura a todos a alistarse, empieza a dar instrucciones al navegador Vedran, el barco en posición y dio la orden:
-Mola,molaaa!… Spraviga, dritto, dritoo a medida que la red se despliega va modificando el rumbo.
– ¡Još malo, dajte još malo eleva la voz, mira hacia el centro de la red, aún falta. ¡ Pravo malo!
-¡ Jebo ti pas mater, ne vidim ribu!
No ve la brisa, el barco se va acercando a la panga, la velocidad se reduce, sigue mirando con detenimiento, de pronto por los altavoces se escucha una pequeña risa de alivio y una frase tranquilizadora. ¡ Pizda ti mater! riba je unutra!
¡El pescado está adentro!
Continuamos con el procedimiento usual, después de entregar los cables la panga sale por la popa antes que llegue el cable de la orza, yo estoy concentrado en los controles del winche, el tiempo no es malo, quizás algo de marejada, pero dentro de lo normal, casi de pronto veo gente correr a la banda de estribor y el capitán gritando desde la cofa por los altavoces. ¡Ayúdalo! Apenas puedo observar el tumulto y el movimiento detrás del winche, pero no podía dejar los controles.
La Desgracia
El panguero sin mucha experiencia previa se acercaba para dejar al ayudante por estribor, para que subiera y le alcanzara los tirantes para el remolque, un panguero experimentado se acerca con la proa y una vez que pega esta a la banda del barco, da un poco avante la máquina para mantener el skife pegado al barco y darle seguridad al ayudante en el momento de saltar al barco, Marion hizo todo lo contrario, llegó de costado y al hacer eso no tenía control del balance , cuando Camilo salta se sujeta del borde apoya el pie en el verduguete que va a lo largo del casco, pero su pie al usar sandalias, resbala y queda colgando en la borda , el panguero no tiene manera de controlar de forma rápida el skife, este con el balance golpea la pierna del filipino contra la estructura del barco y se la tritura por debajo de la rodilla, el joven se sujeta pero el daño ya estaba hecho, los compañeros alcanzan a sujetarlo antes que caiga al mar, lo ayudan a subir , sufre intenso dolor, no quiero pero tampoco puedo ver la escena, lo ingresan a un camarote grande en la proa, improvisan una cama en el piso, la tripulación esta furiosa, pues el capitán sigue con la maniobra, tuve que calmar a más de uno, para poder continuar, terminamos de embarcar el pescado al promediar las 8 de la noche.

Dentro de la cabina el navegador Vedran le suministra una inyección de morfina a Camilo quien está bajo fuertes sedantes, entreabre los ojos a veces, sus apesadumbrados compañeros están a su alrededor dándole ánimo y sorbos de agua para beber, la embarcación empieza a navegar a toda máquina, no sabemos dónde, más tarde subo al puente a la guardia, Vedran está en la sala de navegación trazando y comprobando el rumbo.
– ¿Dónde vamos Vedran?
– Vamos a Mayotte allá hay una base francesa, ya hablé con la oficina, lo dejamos y seguiremos pescando, no hay nada que podamos hacer, lo van a atender en el hospital de la isla.
El destacamento en Mayotte es uno de la Legión Extranjera francesa con sede en la isla, cerca de Madagascar. Es la unidad operativa más pequeña de la Legión Extranjera francesa. El papel principal del destacamento es mantener una presencia francesa en la región.
Amanece y todos estamos despiertos, el barco sigue avanzando, en el horizonte se delinea perfectamente la isla, reducimos la velocidad hasta que el barco se detiene, aparece poco a poco la silueta de una lancha de color blanca y franjas rojas, estamos inertes a la deriva, el mar está calmo, la lancha se acodera a nuestra banda de babor de manera muy suave.
Un francés alto y fornido de corte militar pero vestido de civil y otro más que le acompaña suben a bordo con una bolsa de material plástico, sacan de ella algo que parece una balsa inflable, ingresan por el pasillo hasta la cabina de proa donde yace Camilo semiconsciente, ocasionalmente se queja, el para médico le toma el pulso, le administra suero y pregunta por la dosis de morfina anterior, le aplica otra adicional, usa una pequeña bomba de mano y empieza a inflar el artefacto que parecía un kayak, pero en realidad era una camilla, sin terminar de inflarla en su totalidad el francés pide ayuda y entre varios levantan al herido, este se queja , lo colocan al centro del inflable, lo acomodan, lleva su pierna derecha envuelta en una pieza de sabana y se notan las manchas oscuras y marrones de la sangre seca, proceden a terminar de inflar el artefacto, eso produce una inmovilización casi completa del herido sin agregar más dolor pero con la firmeza para poder transportarlo, lo bajan con cuidado a la lancha, esta se separa y da la vuelta de regreso a la isla, se pierde tras la estela de blanca espuma que deja tras de sí.
Los tripulantes filipinos mantienen fija la mirada consternada hasta que la lancha desaparece con su compañero herido.
Arrancamos máquina y regresamos a nuestra área de pesca. Al día siguiente supimos que le habían amputado la extremidad derecha por debajo de la rodilla, era obvio la desazón y tristeza al conocer la mala noticia y el sombrío futuro de Camilo, después de algún tiempo lo enviaron a Filipinas, escuché que recibió una indemnización y se compró con eso un Jeepney, un transporte colectivo muy popular en los suburbios de Manila, pero producto de la depresión cayó en el alcoholismo y dilapidó lo poco que tenía.
Noviembre de 1988, tenía planeado regresar con tiempo a casa para vacaciones y pasar en familia las navidades, ya tendría tiempo de hablar con Neville el administrador británico que había salido con nosotros ese viaje para ver de primera mano cómo operaba el barco, al final de la descarga se lo haría saber.
Mahé
La isla de Mahé es la principal del grupo de 115 islas que componen el archipiélago, en esta se encuentra la única ciudad y capital Victoria, aquí recalan a descargar y hacerse de suministros gran parte de la flota española y francesa en el Índico, los que tienen permiso de faenar dentro de la Zona Económica Exclusiva , nuestro barco si bien no tenía autorización para pescar en ella si podíamos descargar nuestra captura, usualmente lo hacíamos en las instalaciones de un frigorífico muy cerca del puerto principal.
En esos días el domingo no se trabajaba, era un día de absoluto reposo, literalmente nadie lo hacía, ni estibadores, ni transporte, ese era un día muy tranquilo en la isla, que todos aprovechábamos para descansar o ir a las playas, mi compañero Rudy alquilaba un pequeño carro abierto que llamaban Moke, con ese íbamos a cualquier lado, recordemos que al haber sido una ex-colonia británica y ser miembro de la Mancomunidad su sistema vial es tan igual como el inglés, es decir se circula sobre la vía izquierda y el manubrio está a la derecha, Rudy tenía una capacidad de adaptación en la conducción que ya había sido probada en Australia, así que él era siempre el chófer designado.

Las playas de Beau Vallon son paradisíacas como lo son casi todas en este lugar, en una de esos días libres cuando descargábamos fuimos a pasear un rato, Rudy había pedido vacaciones y estaba pronto a viajar, el atuendo común en estos lugares es pantalones cortos, sandalias o tennis deportivas bajas, ropa fresca, nos ubicamos en un lugar observando a los turistas hacer “parasailing”, la playa de aguas cristalinas estaba llena de turistas, la mayoría provenientes de Italia, Alemania, Inglaterra, Francia y España, en esos días allá por 1988 no se permitía el turismo de “backpacking” (mochileros) para llegar a la isla que ya es de un costo elevado por lo alejado que está de Europa, era necesario demostrar un lugar de hospedaje y una fuerte suma que garantice solvencia y divisas para el país que vive de eso y era el ingreso más importante de su PBI.

– ¡Tómame una foto por favor! implora Rudy, Ok!
– ¡Ponte al lado de la palmera, un poco más allá! Rudy hace un gesto y voltea los ojos como una mirada de descrédito.
– ¡Oye chico! ¿Tú estás ciego?
– ¿Qué es lo que quieres pues?
– ¡Ves todas esas chicas en topless! Tómame de forma que salgan en las fotos, si les cuento a mis amigos en Lima lo que estoy viendo no me van a creer, tómame en un buen ángulo. Tenía razón, no le hubieran creído, de más está decir el número de italianas, francesas inglesas, españolas, jóvenes y mayores, senos túrgidos o flácidos, todo era natural como las playas del Beau Vallon.

Después de un par de cervezas, era momento de regresar a bordo, por las noches salíamos a comer algo, tomar un helado o un café al Pirate´s Arms, un restaurante cafetería muy popular cruzando casi al frente de la oficina postal en Victoria a hacer un poco de tertulia, la vida nocturna se da mucho en los hoteles, pero algunos de estos están fuera de la ciudad, en el centro de Victoria en esos días había un par de lugares conocidos del cual solo recuerdo uno llamado el Barrel Night Club, solíamos ir a jugar billar , pasar un rato beber un par de birras y de vuelta al Eastern Pacific.

Bill
Con nosotros al principio de nuestro periplo por el Índico trabajó como navegador William Travis un británico de unos 70 años, muy joven había sido piloto de la RAF durante la segunda guerra, el era nacido en 1924, en ese momento fungía como consultor para la FAO en Tonga, el precisamente vivía en Nuku´Alofa que es la capital del reino en esta isla localizada a unas 480 millas náuticas al suroeste de Samoa Americana.
William Travis era un personaje por sí solo, dejó el glamour de piloto que tenía para hacer un cambio de 180 grados en su vida, se convirtió en el epítome del aventurero en todo el sentido de la palabra.
Una de las historias que contó y recuerdo con claridad era que Travis detectaba con inusitado buen olfato el ambiente político de Etiopía donde residió por un tiempo, donde se convirtió en musulmán y se hizo de más de una mujer, allá cazaba tortugas y comercializaba su carne con relativo éxito, fue expulsado durante la revolución etíope que depuso a Haile Selassie, en ese periodo de manera gradual había estado guardando parte de su dinero en latas de envasado de tortuga , el cual disimulaba completando el peso con arena.
Una vez que tuvo su dinero completamente enlatado, envió este como muestras a su agente en Londres, al poco tiempo cuando el ejército etíope depuso al Rey Selassie, él fue sacado a la fuerza, contaba que al momento que lo detuvieron vestía pantalones cortos y una camiseta, fue embarcado directamente en un avión y deportado sin miramientos a la capital inglesa.
Del aeropuerto de Heathrow fue directamente en un taxi a las oficinas de su agente en Londres y preguntó por sus muestras de carne de tortuga, el agente le señaló una oficina donde estaba la caja arrumada y olvidada, abrió esta con un abrelatas y con desenfreno vació la arena y el dinero ante el asombro de su agente y los presentes, así recuperó sus ahorros que de manera inteligente pudo sacar de Adís Abeba.
Creo que es menester compartir otra que me impresionó y es que también se dedicó al tráfico de armas para los independentistas en Madagascar, la isla estaba bajo dominio francés, en una oportunidad llevaban armas en una nave, habían partido de Omán y ya tenían convenido llegar de noche a una playa especifica , hicieron señales de luz que les fueron contestadas, bajaron con sigilo, para encontrarse con la sorpresa que el plan había sido descubierto por la inteligencia francesa, los detuvieron a ellos y a los de la nave, contaba Bill que seguro y debido al nerviosismo sintió ganas de orinar, el comando francés que lo vigilaba caminaba detrás de el para que hiciera sus necesidades, en francés, idioma que el dominaba le preguntó que iba a pasar con ellos.
– S’il vous plaît que prévoyez-vous de faire avec nous?
– ¿Por favor que piensan hacer con nosotros? preguntó Bill, el soldado francés le respondió fríamente.
– Je pense que nous allons vous exécuter ici, nous n’attendons que des instructions.
– Creo que los vamos a matar aquí, estoy esperando la orden.
Ante la respuesta Bill sintió que sus rodillas se doblaron y por poco le falla el esfínter, tembloroso lo llevaron de vuelta con el grupo y lo sentaron, en la oscuridad de la playa pensó que sería sus últimos momentos, pero no fue así.
Los vendaron y transportaron a una base militar, los embarcaron en un DC-3 militar francés, el vuelo a Mombassa demoró poco menos de dos horas, el viejo avión aterrizó y fue aminorando su marcha, cuando se detuvo por completo, de una patada en el trasero fueron empujando uno a uno al grupo de traficantes sobre la pista del aeropuerto keniano, dejándolos a su suerte, sin pasaporte, sin documentos, pero con vida.
Los comandos franceses después de haber consultado con sus superiores habían recibido instrucciones de deshacerse de ellos y así evitar un conflicto diplomático con Gran Bretaña.
Como aventurero impenitente siguió con el contrabando de armas a fines de 1948 hacía Indonesia, que por entonces los Países Bajos intentaban retomar después de la capitulación japonesa, en un viaje con armas, tropas holandesas mataron a un amigo y compañero de vuelo, entonces decidió dejar definitivamente ese peligroso oficio.
Después de ese tumultuoso periodo de su vida como piloto, decidió darle a su vida un giro completo, pescó tiburones y buceó por perlas en las Seychelles. El, aparte de haber tenido una vida plena de aventuras era un buen contador de historias, autor del libro de aventuras “Beyond The Reef” sobre la vida en las Seychelles en el siglo pasado, un libro con una breve reseña de nada menos que de un afamado escritor británico como lo fue Ian Fleming el creador de James Bond.
El año que conocí a William Travis, llegó como navegador del Eastern Pacific, por pedido expreso de Nick Trutanich, con quien había trabajado en Samoa.
Durante un par de viajes que hicimos con él, era natural verlo que después de tomar la ducha siempre subía al puente con su lava-lava de color rojo, una prenda típica de la polinesia, como un “pareo”, Travis había perdido el dedo meñique y la falange media del anular de la mano izquierda producto de una mordida de tiburón, no obstante, era un ávido pescador.
Pescador sin suerte
Antes de salir con el Eastern Pacific a las Seychelles, Lasso el maquinista serbio compró aparejos de pesca como sedal, anzuelos, plomada, previsor como el, pensó en la oportunidad de usarlos lo que efectivamente sucedió.
En la travesía salimos de Fremantle en Western Australia rumbo noroeste con destino a las Seychelles, el monzón se había adelantado y ya nos había agarrado algo tarde, llegamos al sur de la Isla Cocos pero el mal tiempo nos hizo cambiar el rumbo, pasando al noreste de Diego García una base militar británica estratégica al sur de Maldivas, un caza Harrier nos sobrevoló por un momento inspeccionando nuestro paso, al acercarnos a estos archipiélagos nos quedamos unas 3 horas encima de un bajo cerca de Peros Banho lo que fue aprovechado por el maquinista Lasso para sacar sus aparejos, generosamente los repartió entre los tripulantes, incluido William Bill Travis.
La pesca empezaba prometedora, “Chito” Aguilar, pescó un hermoso “Giant Trevalli” y detrás de el todos empezaron a pescar uno tras otro, al cabo de media hora habían no menos de 20 de estos plateados especímenes, también pescamos pargos rojos de buen peso, pero el pobre Lasso, el hombre que compró todos los aparejos no pescaba nada, Travis con unos guantes de algodón para tener mejor agarre debido a su discapacidad, también tuvo su cuota de captura, la cara de molestia de Lasso era evidente, escupía al mar y su rostro enrojecía de la rabia o envidia. ¡De pronto!
Abrió los ojos, sintió el tirón en el sedal, y empezó a recuperar lo que él creía era una buena pieza, los filipinos empezaron a aplaudir, todos se congregaron a su alrededor esperando ver el pescado.
-Jesús María José! dijo uno de ellos, el sedal tenso, la tripulación expectante.
– Teddy de Andrés reía y aplaudía, Lasso gritaba: bring the hook! ¡Trae el gancho! Pedía con previsión, no quería que se le fuera escapar su pieza, a quien nos había beneficiado tanto, tras casi un minuto de ansiedad y espera una figura blanca y brillante se veía al fondo ¡Con denodado esfuerzo finalmente afloró un gran pedazo inerte de blanco coral pegado al anzuelo!
Las carcajadas no se hicieron de esperar, la cara enrojecida de alegría y esfuerzo primero de Lasso se convirtieron en frustración, rabia e ira, ¡Pizda ti mater! Y escupió sobre la cubierta, tiró el aparejo y furioso se metió a su cabina.
– ¿Quién podría olvidar algo como eso?
Árabes
En medio de la travesía se nos ordenó ir a Omán, un pequeño sultanato en la entrada al Golfo Pérsico a casi 5,000 millas náuticas, la empresa había firmado un contrato para hacer un “survey trip”(viaje de inspección) el cual fue pospuesto hasta después de la temporada de pesca, en noviembre, estuvimos un promedio de 3 días en Omán y luego navegamos entre barcos de diferentes armadas extranjeras debido a la tensión que existía previo a la Guerra del Golfo, en más de una oportunidad fuimos sobrevolados por aviones cazas.
Una vez que llegamos a Muscat y cumplimos con el protocolo empresarial y tan solo después que las autoridades omaníes visitaron la embarcación partimos a Fujahira en Emiratos Árabes Unidos a cargar combustible y a aprovisionarnos.
La estadía en Fujahira el puerto principal de este emirato fue breve, de allí partimos con destino y mejor tiempo a Seychelles, al cabo de un par de días ya estábamos buscando pesca, las fricciones entre el capitán y el jefe de cubierta iban en aumento, creo que ninguno de los dos se sentía cómodo en el barco, ambos alejados de su zona de confort como lo era Panamá.
No pasarían muchos días para tocar puerto en Mahé, el cocinero, el jefe de cubierta y el capitán decidieron no continuar, sus reemplazos llegarían al cabo de unos pocos días, el capitán Milan Kamber y el jefe de cubierta Arquimides “Tito” Shirolla desde Perú, y el cocinero al que llamábamos Benutto, este último desde San Pedro, California.
La pesca en el Indico era generosa, para algunos de los barcos españoles y franceses, si esta levantaba dentro de aguas Seychelenses, les iba bien, pero hay que mencionar que tanto galos como ibéricos estaban sumamente preparados con barcos de buen tonelaje y gran tecnología para esos días, muy pocos o casi ninguno usaban helicóptero en ese tiempo, recibían aprovisionamiento vía “reefer” y tenían mayormente los españoles barcos “macizeros” que les ayudaban llevando los relevos de tripulantes y a veces provisiones si fuera el caso.
El Cambio
La aventura duró poco mas de un año, la “joint venture”Kailis & France y Trident Food, negociaron la venta de sus tres barcos (Eastern Pacific, Trinidad III y Queen Mary) a Caroline Fisheries Corp. una corporación emergente de los Estados Federados de Micronesia, la transición hacía el Pacifico era cuestión de días, antes de eso debíamos pasar por ciertas reparaciones en el astillero, para eso navegamos desde el Índico hasta el norte de Indonesia para luego ingresar al estrecho de Malacca, este estrecho pasaje parece una autopista por la noche casi como en convoy van las embarcaciones cuidándose de evitar piratas malayos muy activos en esa área para llegar a Singapur, al extremo sur de Malasia.
No voy a ahondar mucho sobre las impresiones positivas que tuve de Singapur en 1989, ha pasado mucho tiempo, pero resaltaré el orden, la limpieza, el comercio, el cumplimiento estricto de sus reglamentos es algo que seguirá marcando el desarrollo de esa pequeña isla estado en el sudeste asiático.

Tras las reparaciones y mejorías y después de casi un mes en un astillero en el área de Jurong dejamos Singapur y emprendimos la ruta al Pacifico Oeste, bordeando el norte de Brunei y atravesando la parte meridional de Filipinas para entrar de lleno al Pacífico Oeste en general y a las Carolinas en particular.
Pohnpei “sobre (pohn) un altar de piedra (pei)” (anteriormente conocido como Ponape o Ascensión) es una isla del Grupo de las Senyavin que forman parte de otro grupo más grande de las Islas Caroline. Pertenece al estado de Pohnpei, uno de los cuatro estados de los Estados Federados de Micronesia (FSM) por su acrónimo en inglés. Kolonia es su capital y está más o menos a unas 3,000 millas náuticas al suroeste de Honolulu.
Kasalehlie
Desde el oeste se aprecia la mole de Sokhes Rock, es un punto de referencia que no puede pasar desapercibido al ojo, es como una inmensa torre monolítica que domina la entrada al área del puerto, un monumento natural, los ponapeños la llaman la cabeza de diamante de Micronesia, produce una atracción instantánea a todos los que lo contemplan por primera vez, tampoco fui la excepción, en sus faldas se encuentra la villa de Danipei.

Nos acercamos casi hasta el norte de la isla, la cual está rodeada de arrecifes en su totalidad, para ingresar a la zona portuaria debíamos hacerlo por el pasaje norte, con velocidad regulada y casi al mínimo el navegador Vedran consulta la carta y la ecosonda con frecuencia, avanza rumbo 140 unas 500 brazas, gira rumbo este unas 900 brazas y regresa a rumbo 150 casi una milla, detiene la maquina y con el impulso llega casi como puesto con la mano al espigón del muelle , pasamos los “bungalows” Powhmaria después de la cabeza de la pista del aeropuerto, amarramos bozas, se coloca la escala y las autoridades y directivos de la Corporación suben a bordo.
Julio de 1989 Eastern Pacific toca Micronesia por primera vez.
Taiki es moreno, pequeño, regordete, su piel es aceitunada parece hindú, usa un bigote recortado que contrasta con lo expresivo de sus ojos, debe tener aproximadamente unos 40 años, su mujer quien lo acompaña haciendo guardias es mayor que él, todos la conocen en Danipei su villa como Kila pero en realidad su nombre completo es Kilafwa, ambos son de la etnia Mokil, aparte de los nativos Ponapeños la isla al ser la capital de los Estados Federados atrae poblaciones de otras islas alejadas como los Chukeese, Yapeses, Mortlocks, Pingelapis, Kosraens, cada una de estas etnias se congregan en sus propias villas donde mantienen sus propias costumbres, si bien integrados por la lengua nativa, gran parte de los lugareños son bilingües, lengua ponapeña e inglés y adicionalmente su lengua nativa.
Taiki y Kila siendo Mokilis vivían en Danipei que era donde se congregaban, separados de los Pingelaps que viven en Mwalok otra villa por la que atravesaba el camino, los Mokilis difieren en costumbres de los Pingelapeses, alegaban que estos últimos no eran muy aseados, asimismo los Chukees de Truk, tenían mala fama de pendencieros y ladrones, por otro lado, los Kapingamarangis son étnica y racialmente polinesios y no micronesios.
Las guardias en el pequeño atunero consisten en revisar de manera constante el compartimento de máquina, la sentina, los niveles de agua, aceite de sus motores auxiliares y la presión de los compresores, después de eso, una vigilancia normal en la cubierta, si a eso le sumamos que estaba dentro de las seguras instalaciones del pequeño puerto, no había mucho de qué preocuparse.
Kila debe tener por lo menos unos 50 años, igualmente de tez morena y pelo muy largo que constantemente suelta y acomoda en un moño el que sujeta con palillos japoneses, cada vez que ingreso por el comedor están los dos juntos, me saluda con una sonrisa yo bromeo con Taiki.
– Kasalehlie! me saluda -Kasalehlie! Respondo.
– How are you Kila ? Is Taiki behaving good?
Ella sonríe, Taiki hace lo mismo, son gente humilde calmados, ambos sentados en la mesa de oficiales, matan el tiempo jugando naipes, ambos son fumadores, ella más que él, ella es la que domina en apariencia.
Casi es media noche, abro el amplio refrigerador de color metálico y busco algo que beber, me siento en la mesa del frente y observo por las ventanas a mi espalda, las luces del puerto y de otros barcos cercanos se reflejan en la quietud de la noche, al fondo Danipei apenas se distingue con pequeñas y débiles luces, la calma es completa dentro de los arrecifes.
Danipei es una villa que se despliega casi al final de un camino de casi dos kilómetros, está a los pies de Sokhes Rock, una formación volcánica notoria y que vigila la entrada al puerto, aun se pueden encontrar vestigios de artillería japonesa de los años de la segunda guerra mundial, lo que habla de su importancia estratégica y defensiva de aquellos tiempos.
Aun en estos días el isleño es muy dado a creer en fantasmas y espíritus, asimismo en mitos y leyendas, una de ellas cuenta que un hombre que viajaba cerca de Sokhes en la isla de Pohnpei, fue abrumado por por la fuerza de un manantial, como un géiser que estalló y lo arrastró hasta una isla distante. Allí adquirió la ayuda de un poderoso hechicero, el cual conjuró una piedra enorme y selló el manantial, desde entonces la roca fue conocida como Paipalap, o el gran Paip.

Cuando los lugareños viajan o llegan a la isla son recibidos con un arreglo floral llamado “mwaramwar”, es mas bien como una diadema, los mokil y creo que los de Kapingamarangi también hacen un collar hecho de flores hibiscus parecido al Lei de los hawaiianos, las costumbres son muy arraigadas entre las diferentes etnias que conviven y son parte de la comunidad en Ponapé, recuerdo viajar una vez de regreso a Costa Rica vía Honolulu, dentro del avión había un fuerte aroma a flores producto de los muchos pasajeros usando los Lei alrededor de su cuello o el “mwaramwar” como tiara en la cabeza de estos.
¡Olía como a cortejo fúnebre!

La variedad de costumbres es amplio en cada comunidad, el isleño por lo general es amigable y abierto al foráneo, como lo es a los excesos en las dietas occidentales, alcohol, tabaquismo, la mayoría de los habitantes pertenecen a algún tipo de congregación religiosa, siendo las denominaciones católicas y protestantes las mayoritarias, la llegada de una nueva vida no es tan celebrada como el paso a la otra, la muerte en el aspecto social es muy importante, viene a mi mente un tripulante Pingelap que cada vez que estábamos en la isla me pedía permiso para asistir a un funeral y es que en los funerales abunda la comida, el cerdo y el “Sakao” que es una bebida hecha de raíces similar a la Kava, al siguiente viaje me pide permiso para otro funeral.
– ¡A ese ritmo vas a quedar en la orfandad, toda la familia se te va a morir muchacho!
No recuerdo el año, podría haber sido 1992, días de navidad y habíamos rentado un auto para ir a conocer un poco de la Isla, nos dirigimos al lado de Sokhes, se cruza por un pequeño puente sobre un canal rodeado de manglares, íbamos pasando la villa de Mwalok donde viven mayormente Pingelaps, en la curva antes de llegar se observa la iglesia desde la parte posterior, se ve peatones a la vera del camino, cuando pasamos de la espalda de la iglesia al frente, la escena que vi era increíble, surreal, era un montículo de al menos dos metros de alto y habrían quizás unos 60 o 70 cerdos apilados ahumándose para despellejarlos y repartir la carne entre los habitantes, las hojas de palma ayudaban a realizar la tarea, la multitud esperando llevar su parte para casa, nos detuvimos un instante a contemplar la escena luego proseguimos a Danipei, algunos peatones ya cargan grandes piezas de cerdo que llevan para su casa, el camino termina casi al pie de la Roca, de allí hay un sendero pedestre llamado el Camino Alemán, construido por lugareños a trabajos forzados cuando la isla estuvo bajo la dominación alemana, esto provocó una revuelta sangrienta que a la postre conllevó la captura y el ajusticiamiento de varios isleños.
En Ponapé siempre habrá lugares para salir y divertirse, pero la mezcla de alcohol e isleños en un lugar como un bar no es una buena opción, recuerdo lugares como Harbour View cerca del puerto, Ocean View en la ruta a Mwalok y Little Mike en Kolonia, la muerte de un compañero filipino apuñalado por un isleño terminó de convencerme de la inutilidad de salir o hacer vida nocturna en un lugar como ese.
– ¿Vienes con nosotros?
No gracias, Menlau!
Bonus Track:
